Hoy es el día: el 14 de enero de 2020, Microsoft deja de dar soporte a Windows 7. Ya no habrá actualizaciones de ningún tipo, lo que incluye parches de seguridad. Windows 7 se ha convertido en el “nuevo” viejo Windows XP.
Microsoft lo deja muy claro en su web:
” Aunque podrías seguir usando tu PC con Windows 7, sin actualizaciones continuas de software, y supondrá un mayor riesgo frente a virus y malware”
Eso sí, aquellos que tengan licencias de Windows 7 Profesional o Empresarial por volumen, dispondrán de la opción de pagar a Microsoft por soporte extendido hasta el 2023, aunque los de Redmond advirtieron que el coste de este aumentará cada año.
WINDOWS 7 ES EL NUEVO XP
El tema de la ausencia de soporte no es baladí, sobre todo si tenemos en cuenta que el 32,74% de portátiles y sobremesas todavía ejecutan este sistema operativo, solo por detrás de Windows 10 con el 47,65% y 900 millones de dispositivos.
Esto se traduce en que en caso de aparecer vulnerabilidades críticas de seguridad y privacidad, Microsoft no lanzará parches para corregirlas, de modo que estos equipos con Windows 7 estarían expuestos.
A nivel de usuarios domésticos es un tema importante, pero Windows 7 también está presente en organismos, empresas e instituciones. Incluso en los cajeros donde realizamos operaciones bancarias.
En este sentido, también se abre las puertas a una mayor exposición de los datos personales de usuarios. De la mano de este fin de soporte de Windows 7, aplicaciones y herramientas que se ejecuten en este sistema operativo se verán en la necesidad de actualizarlas.
MICROSOFT OFRECE DOS ALTERNATIVAS A LOS USUARIOS
Para aquellos usuarios con una licencia de Windows 7 estándar, Microsoft ofrece dos alternativas: si tu equipo tiene tres años o menos, actualizar a Windows 10, algo que recordemos ya no es gratis.
De hecho, dar el salto a Windows 10 tiene un coste en el mejor de los casos de 145 euros para la licencia más sencilla, Windows 10 Home; 259 euros para la versión Pro y 439 euros para Workstations.
La segunda opción propuesta por Microsoft para aquellos que tengan un equipo “veterano”, es la de comprar un nuevo ordenador. Esto obviamente es una decisión personal, si bien en función de la antigüedad del nuestro, el resultado de instalar un software nuevo en un ordenador viejo puede traducirse en lags o en la carencia de algunas funcionalidades.