La música puede ser disfrutada en igualdad de condiciones por todos aquellos que estén dispuestos a escucharla. Una perspectiva que unirían tanto a pequeños como a mayores, y también a oyentes cultivados y que dibuja una verdad que no por menos cierta no deja de resultar incompleta. Ya que la educación musical puede abrirnos las puertas a aspectos, mientras aporta otros beneficios pedagógicos que afectan muy positivamente al desarrollo de sus oyentes, especialmente entre los más jóvenes.
Podemos definir la inteligencia musical como la capacidad de las personas para percibir y expresarse a través de la música en cualquiera de sus posibles formas, y que se concreta a partir de las siguientes características:
- La capacidad para expresar y percibir formas musicales.
- Aprendizaje de ritmos y/o canciones que emparenta esta inteligencia con el desarrollo lingüístico de los oyentes.
- Sensibilidad ante los sonidos inarmónicos, desafinados, o atonales, sin que esta capacidad para diferenciar lo armónico, lo afinado y lo tonal de lo que no lo es implique en sí mismo un juicio de valor. La habilidad para discernir los unos de los otros no supone que el oyente establezca un agravio comparativo entre ellos.
- Capacidad para la composición musical o para tocar instrumentos, una habilidad relacionada con la psicomotricidad fina.
- Gusto por la música, ya sea bajo la forma de ritmos improvisados o composiciones musicales.
Factores, todos ellos, que repercuten en importantes beneficios para el desarrollo de las personas, especialmente las más jóvenes, como puedan ser los siguientes:
- Impulsa la creatividad, pensamiento abstracto y memoria, a través de la asunción de pautas musicales que después, una vez han sido interiorizadas, puede ser repetidas.
- Mayor habilidad verbal y competencia idiomática, estrechamente relacionadas con el desarrollo lingüístico que trae consigo el aprendizaje de ritmos y canciones antes comentada. Lo que cobra una especial relevancia en oyentes en edades tan tempranas que, por lo tanto, todavía se encuentran en proceso de formación.
- A través de la educación musical entendida como el aprendizaje de instrumentos musicales, se fomenta la socialización entre los diferentes miembros de una banda musical, motivados a colaborar entre ellos para conseguir un resultado final que sería imposible acometido en solitario.
- A partir de la contextualización de los diferentes temas musicales estudiados, pueden abordarse temáticas aparentemente ajenas a lo musical, como las relacionadas con la sociología, la Historia o la Historia del Arte, entre otras.